Dentro de la firma existe un trazo muy especial, la rúbrica
La Rúbrica supone el gesto menos pensado de todos los que realizamos cuando escribimos. Es el trazo menos consciente y más ágil de nuestra escritura, salvo que alguien lo haga con plena voluntad para corregir algún matiz particular, o como demostración de una peculiaridad de su profesión.
La calidad de los trazos en la rúbrica, si se aprecia velocidad, si esta no es baja, si no posee detenciones y la presión es firme, se asevera la espontaneidad.
Como regla general, los trazos de rúbrica son los elementos más espontáneos y más naturales, por lo tanto son los que representan mejor la personalidad gráfica del autor siendo una marca personal, porque la rúbrica es el elemento de la firma más complejo de automodificar o falsificar.
Para conocer el gesto gráfico, es necesario captar un número de elementos, debemos observar al cotejar los documentos dubitados e indubitados, si las rúbricas son levógiras o dextrógiras, la velocidad, ritmo, angulosidad, orden, regularidad, dimensión, dirección, inclinación, etc.
Los signos invisibles de la rúbrica, por el mismo hecho de serlo, escapan al falsificador por imitación o disimulo y son ésos los verdaderamente interesantes en el descubrimiento de la autenticidad o falsificación de una firma.
Firmar es colocar el sello personal al término de un escrito. constituye la identificación más segura, personal e intransferible que acredita nuestra voluntad para consentir y autorizar acuerdos o declaraciones de voluntad documentados sobre un soporte de papel y siendo la rúbrica el trazo o conjunto de trazos que se añaden al nombre al firmar y que individualizan la firma de cada persona.