FIRMAS/TEXTOS EN UNIDAD DE ACTO

Los peritos calígrafos, nos encontramos en muchas ocasiones, con casos de firma en “Unidad de acto” o “PROCESAMIENTO SECUENCIAL DE FIRMAS”

¿En qué consiste?

El cerebro tiende a automatizar lo repetitivo, el acto de firmar se llega automatizar de tal forma, que nuestra firma a pesar de las diferencias entre ellas, siempre poseen unos rasgos o gestos tipo similares, estos son, los gestos tipo idiosincráticos, son exclusivos de cada individuo es el ADN de la escritura, en cuanto repetimos la firma en un mismo lapso temporal, las repeticiones se asemejan en aspecto grafico y tienden a ocupar el mismo lugar, conservando un ratio aproximado de proporcionalidad entre ellas.

A continuación, aclaramos, el porqué:

A medida que practicamos realizando una tarea, incrementamos nuestra pericia. Este proceso de formación de habilidades, a través del cual nuestro talento mejora sin el uso del pensamiento consciente es decir el automatismo, se denomina proceduralización, en este procedimiento, determinadas células cerebrales o neuronas se afinan para acometer la tarea necesaria y trabajan en grupo gracias a las conexiones electroquímicas proporcionadas por las sinapsis.

Casi todas las personas en el transcurso de nuestra vida, hemos firmado varios documentos en el mismo intervalo temporal, técnicamente se denomina procesamiento secuencial de firma.

El procesamiento secuencial de firma, supone que al realizar una tarea cognitiva no puede haber simultaneidad de procesos, sino que es necesario que sigan una secuencia, como escribir una carta manuscrita o la firma continuada de varios documentos.

Los movimientos y procedimientos quedan grabados en la memoria muscular, patrones ambientales aprendidos por los sentidos nos permiten hacer interpretaciones y juicios rápidos. Y todo ello sucede a nivel inconsciente, para que nuestra parte consciente no se vea colapsada. De no ser así, hasta cepillarnos los dientes debería invocar toda nuestra concentración. Como la primera vez que lo hicimos, representando una carga cognitiva agotadora.

El ser humano, normalmente, sólo es capaz de prestar plena atención a una sola cosa al mismo tiempo. Uno puede sentir que está pendiente de varias a la vez, pero en realidad lo que hace es ir saltando de una cosa a otra de manera muy rápida, generando, a menudo, pequeñas automatizaciones.

Las características de los procesos automáticos es que son rápidos, paralelos, no limitados por la memoria a corto plazo, y no están bajo control directo del sujeto.

No se puede decir que hemos aprendido algo hasta que no lo hemos automatizado. Al automatizar una técnica, movimiento, reacción, etc., ya no tenemos que pensar conscientemente en cómo hacer la ejecución. Simplemente actuamos automáticamente sin pensar, los procesos cognitivos automáticos son los más rápidos y eficientes. Es decir, a partir de un estímulo se desencadena un movimiento,  como la acción de firmar,  sin la necesidad de poner en marcha un complejo proceso de pensamiento consciente.

Cuando conducimos un vehículo, son muchas las acciones que realizamos automáticamente para tener control sobre el mismo. Esta clase de acciones automáticas no son automatismos innatos, como nuestra respiración o nuestro ritmo cardíaco, sino que son automatismos adquiridos. Los hemos aprendido. En algún momento, al aprenderlos, los realizamos conscientemente; y la práctica nos llevó a cierto nivel de “rutinización” que los transformó con el tiempo en automatismos.

La localización y Estructuración Espacial.

Cuando firmamos en el mismo intervalo temporal un documento, observamos que, normalmente, se tiende a firmar en una localización similar, un documento tras otro, atendiendo a unas dimensiones y proporciones semejantes en la firma, lo que es una práctica más del automatismo.

Las automatizaciones implican una cierta rutina de movimientos, el ejercicio de las mismas imprime una memoria neuromuscular que con la práctica frecuente perfecciona los movimientos involucrados en la acción, economizándolos y haciéndolos más eficientes. Al mismo tiempo que las acciones más rutinarias se simplifican, pasan a ser controladas por un sector del cerebro que se ocupa de los automatismos adquiridos (caminar, sentarse, hablar, escribir, firmar, andar en bicicleta…). Esta mecanización de la escritura/firma, nos lleva a realizar siempre el mismo tipo de movimiento motor, conservando el mismo rasgo gráfico en su esencia y similar tamaño y proporción en su ejecución gráfica.

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